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Gilgamesh

La muerte de Gilgamesh

La muerte de Gilgamesh

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Este poema tiene algunos puntos en común con la tablilla VI, aunque solo sea porque concreta lo que Inanna (Ishtar) le dice a Gilgamesh que le ocurrirá cuando pierda la vida. En el poema encontramos al dios-rey postrado en la cama, a punto de morir. El poeta rememora sus grandes hazañas y las contrasta con la persona que ahora desprende su último aliento en la cama. Pasan seis días hasta que se queda dormido, momento en el que tiene un espléndido sueño a través de los ojos del dios Enki.

En el sueño, Gilgamesh aparece ante una asamblea de los dioses. Las divinidades enumeran sus logros: la muerte de Huwawa y el Toro del Cielo, la deforestación del bosque de los cedros, sus victorias frente a otras bestias salvajes, su llegada a Ziusudra, donde aprendió sobre el Diluvio, su reconstrucción de Uruk y los ritos sagrados que devolvió a sus ciudadanos. Sin embargo, pese a todas estas hazañas, Gilgamesh no podrá reunirse con los dioses tras su muerte. Después de todo, dos tercios de él son divinos, pero un tercio sigue siendo humano.

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El Inframundo

Un dios menor

No obstante, aunque sea arrojado al Inframundo, tendrá una vida similar a la que tuvo en su magnífica vida: se convertirá en un dios menor, el gobernador del Inframundo, el jefe de las sombras, y juzgará a los muertos. Será igual que Dumuzi o Ningishzida, es por eso que no será más importante. Por orden de Sissig, el Dios de los Sueños, los jóvenes construirán estatuas funerarias en la superficie y lucharán en honor a Gilgamesh durante el Mes de las Antorchas. Gilgamesh será celebrado durante muchas generaciones posteriores, lo que a efectos prácticos le hará inmortal.

Enlil y Gilgamesh

Enlil se dirige directamente a Gilgamesh. Le dice que la muerte es inevitable, tanto para él como para todo hombre, mujer y niño. Le aconseja que se rinda y que viaje al Inframundo para reunirse con su padre, sus hermanas y su hermano Enkidu. Reyes y sacerdotes besarán sus pies y pasará el resto de sus días rodeado por siervos y consortes. Ahora despierto, Gilgamesh cuenta su sueño a los demás, evocando su linaje y sus éxitos. Recalca el problema de los festivales y confirma lo que Enlil le ha dicho sobre su descenso al más allá y su reunión con sus seres queridos.

La tumba de Gilgamesh

Gilgamesh ordena que varios arquitectos diseñen su tumba, con cierta ayuda por parte de Enki, ahora convertido en perro. Numerosos hombres trabajan en la construcción de la tumba, y el mismísimo río Éufrates se desvía de su curso para darle más espacio a la tumba. Se construyen cámaras separadas para la familia de Gilgamesh, sus sacerdotes, sus sirvientes y etcétera. Entonces, el dios rey ofrece tributos a muchos dioses y diosas:

  • Ereshkigal
  • Namtar
  • Dimpikug
  • Bitti
  • Ningishzida
  • Dumuzi
  • Enki
  • Ninki
  • Enmul
  • Ninmul
  • Endukuga
  • Nindukuga
  • Endashurimma
  • Nindashurimma
  • Enutila
  • Enmesharra

La muerte

Así como a la madre y el padre de Enlik, a Shulpae y Shakken, a todos los Annunaki/Igigi, y a cada uno de los sacerdotes que los ha servido. Tras el entierro, sus hombres cierran la trampilla desde el exterior. El Éufrates inunda la tumba, regresando a su curso normal. Los hombres y mujeres de Uruk lloran y lamentan la pérdida de su rey, e incluso los cielos derraman una lágrima. Los festivales en honor a Gilgamesh se convierten en algo habitual, y el poema termina con una alabanza a Ereshkigal, del Inframundo. Existe otra versión del poema en la que se termina con una nota más definida, alabando a Gilgamesh por toda la eternidad.

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